lunes, 20 de noviembre de 2006

Novena de oración de liberación

portalccda.blogspot.com

Oración de liberación


¿Cómo hacer la oración de liberación?

No existe una oración específica para la liberación.
No se tiene que poner la confianza en las cosas, sino en Dios.
Sugerencias:
Los que puedan, de rodillas. Comenzar con una petición a Dios para que nos ayude en esta oración, inspirándonos y sosteniéndonos.
Invocar a todos los santos y ángeles con la letanía.
Oraciones de petición para que él libere a ...
Ordenar al demonio salir de ...
Insistir en las oraciones de petición, en las órdenes, alternándolas con cantos, rosario, oración en lenguas, etc.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

+ En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

(Oración personal y comunitaria para pedir ayuda a Dios para hacer esta oración de liberación.)

Dios Padre bueno, nos ponemos en tu presencia para suplicarte la liberación de todo espíritu maligno y de toda tentación. Danos tu Espíritu para que nuestra oración sea según tu corazón, que él nos inspire las plegarias, nos haga comprender tu mensaje y tener la fortaleza necesaria para esta novena y para la conversión de nuestras vidas. Que la Santísima Virgen María nos acompañe en esta oración. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


Palabra de Dios:

Elegir una cada día:

1) Del Profeta Baruc (4, 1-8)

La Sabiduría es el libro de los preceptos de Dios, y la Ley que subsiste eternamente: los que la retienen, alcanzarán la vida, pero los que la abandonan, morirán.
Vuélvete, Jacob, y tómala, camina hacia el resplandor, atraído por su luz.
No cedas a otro tu gloria, ni tus privilegios a un pueblo extranjero.
Felices de nosotros, Israel, porque se nos dio a conocer lo que agrada a Dios.
¡Animo, pueblo mío, memorial viviente de Israel!
Ustedes fueron vendidos a las naciones, pero no para ser aniquilados; es por haber excitado la ira de Dios, que fueron entregados a sus enemigos.
Ustedes irritaron a su Creador, ofreciendo sacrificios a los demonios y no a Dios; olvidaron al Dios, eterno, el que los sustenta, y entristecieron a Jerusalén, la que los crió.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

2) Del Profeta Baruc (4, 30-37)

¡Animo, Jerusalén!
El que te dio un nombre te consolará.
¡Ay de los que te maltrataron y se alegraron de tu caída!
¡Ay de las ciudades que esclavizaron a tus hijos, ay de aquella que recibió a tus hijos!
Porque así como ella se alegró de tu caída y se regocijó por tu ruina, así se afligirá por su propia desolación.
Yo le quitaré su alegría de ciudad populosa, y su jactancia se convertirá en duelo.
Caerá fuego sobre ella de parte del Eterno durante muchos días, y será morada de los demonios por muy largo tiempo.
Mira hacia el Oriente, Jerusalén, y contempla la alegría que te viene de Dios.
Ahí llegan tus hijos, los que habías visto partir; llegan reunidos desde el oriente al occidente por la palabra del Santo, llenos de gozo por la gloria de Dios.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

3) Del Evangelio según san Mateo (7, 6-11)

No den las cosas sagradas a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes para destrozarlos.
Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá.
Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pez, le da una serpiente?
Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan!
Palabra del Señor. ¡Gloria a ti, Señor Jesús!

4) Del Evangelio según san Mateo (7, 12-23)

Todos lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.
Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que van por allí.
Pero es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida, y son pocos los que lo encuentran.
Tengan cuidado de los falsos profetas, que se presentan cubiertos con pieles de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
Por sus frutos los reconocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos? Así, todo árbol bueno produce frutos buenos y todo árbol malo produce frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo, producir frutos buenos. Al árbol que no produce frutos buenos se lo corta y se lo arroja al fuego. Por sus frutos, entonces, ustedes los reconocerán.
No son los que me dicen: «Señor, Señor», los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
Muchos me dirán en aquel día: «Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?».
Entonces yo les manifestaré: «Jamás los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal».
Palabra del Señor. ¡Gloria a ti, Señor Jesús!

5) Del Evangelio según san Mateo (8, 28-32)

Cuando Jesús llegó a la otra orilla, a la región de los gadarenos, fueron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros. Eran tan feroces, que nadie podía pasar por ese camino. Y comenzaron a gritar: «¿Que quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo?»
A cierta distancia había una gran piara de cerdos paciendo. Los demonios suplicaron a Jesús: «Si vas a expulsarnos, envíanos a esa piara». El les dijo: «Vayan». Ellos salieron y entraron en los cerdos: estos se precipitaron al mar desde lo alto del acantilado, y se ahogaron.
Palabra del Señor. ¡Gloria a ti, Señor Jesús!

6) Del Evangelio según san Mateo (9, 32-38)

Le presentaron a Jesús a un mudo que estaba endemoniado. El demonio fue expulsado y el mudo comenzó a hablar.
La multitud, admirada, comentaba: «Jamás se vio nada igual en Israel».
Pero los fariseos decían: «El expulsa a los demonios por obra del Príncipe de los demonios».
Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias.
Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor.
Entonces dijo a sus discípulos: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha».
Palabra del Señor. ¡Gloria a ti, Señor Jesús!

7) Del Evangelio según san Mateo (12, 27-32)

Jesús dijo a los fariseos: «Si yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces.
Pero si expulso a los demonios con el poder del Espíritu de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.
¿Acaso alguien puede entrar en la casa de un hombre fuerte y robar sus cosas, si primero no lo ata? Sólo así podrá saquear la casa.
El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.
Por eso les digo que todo pecado o blasfemia se les perdonará a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada.
Al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este mundo ni en el futuro».
Palabra del Señor. ¡Gloria a ti, Señor Jesús!

8) Del Evangelio según san Mateo (17, 14-20)

Se acercó a Jesús un hombre y, cayendo de rodillas, le dijo: «Señor, ten piedad de mí hijo, que es epiléptico y está muy mal: frecuentemente cae en el fuego y también en el agua. Yo lo llevé a tus discípulos, pero no lo pudieron curar».
Jesús respondió: «¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo aquí».
Jesús increpó al demonio, y este salió del niño, que desde aquel momento, quedó curado.
Los discípulos se acercaron entonces a Jesús y le preguntaron en privado: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?»
«Porque ustedes tienen poca fe, les dijo. Les aseguro que si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, dirían a esta montaña: «Trasládate de aquí a allá», y la montaña se trasladaría; y nada sería imposible para ustedes».
Palabra del Señor. ¡Gloria a ti, Señor Jesús!

9) Del Evangelio según san Marcos (5, 1-13)

Llegaron a la otra orilla del mar, a la región de los gerasenos.
Apenas Jesús desembarcó, le salió al encuentro desde el cementerio un hombre poseído por un espíritu impuro.
El habitaba en los sepulcros, y nadie podía sujetarlo, ni siquiera con cadenas.
Muchas veces lo habían atado con grillos y cadenas pero el había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie podía dominarlo.
Día y noche, vagaba entre los sepulcros y por la montaña, dando alaridos e hiriéndose con piedras.
Al ver de lejos a Jesús, vino corriendo a postrarse ante él, gritando con fuerza: «¿Qué quieres de mí, Jesús, Hijo de Dios, el Altísimo? ¡Te conjuro por Dios, no me atormentes!».
Porque Jesús le había dicho: «¡Sal de este hombre, espíritu impuro!».
Después le preguntó: «¿Cuál es tu nombre?».
El respondió: «Mi nombre es Legión, porque somos muchos».
Y le rogaba con insistencia que no lo expulsara de aquella región.
Había allí una gran piara de cerdos que estaba paciendo en la montaña. Los espíritus impuros suplicaron a Jesús: «Envíanos a los cerdos, para que entremos en ellos». El se lo permitió.
Entonces los espíritus impuros salieron de aquel hombre, entraron en los cerdos, y desde lo alto del acantilado, toda la piara -unos dos mil animales- se precipitó al mar y se ahogó.
Palabra del Señor. ¡Gloria a ti, Señor Jesús!


Letanía de los Ángeles y de los Santos

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.

Dios Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.
Santísima Trinidad que eres un solo Dios, ten misericordia de nosotros.



Santa María, ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios, ruega por nosotros.
Santa Virgen de las Vírgenes, ruega por nosotros.
Reina de todos los Ángeles, ruega por nosotros.

Todos los Santos Angeles y Arcángeles, rueguen por nosotros.
Todos los santos coros de los bienaventurados Espíritus
, rueguen por nosotros.
Santos Querubines, Ángeles de la Palabra,
rueguen por nosotros.
Santos Tronos, Angeles de la Vida,
rueguen por nosotros.
Santos Ángeles de la Adoración,
rueguen por nosotros.
Santas Dominaciones,
rueguen por nosotros.
Santas Potestades,
rueguen por nosotros.
Santos Principados del Cielo,
rueguen por nosotros.
Santas Virtudes,
rueguen por nosotros.

San Miguel, ruega por nosotros.
Vencedor de Lucifer,
ruega por nosotros.
Ángel de la fe y de la humildad,
ruega por nosotros.
Preservador de la santa unción,
ruega por nosotros.
Patrono de los moribundos,
ruega por nosotros.
Príncipe de los ejércitos celestes,
ruega por nosotros.
Compañero de las almas de los difuntos,
ruega por nosotros.

San Gabriel, ruega por nosotros.
Santo Ángel de la Encarnación,
ruega por nosotros.
Fiel mensajero de Dios,
ruega por nosotros.
Ángel de la esperanza y de la paz,
ruega por nosotros.
Protector de todos los siervos y siervas de Dios,
ruega por nosotros.
Guardián del santo Bautismo,
ruega por nosotros.
Patrono de los Sacerdotes,
ruega por nosotros.

San Rafael, ruega por nosotros.
Ángel del Amor divino,
ruega por nosotros.
Vencedor del enemigo malo,
ruega por nosotros.
Auxiliador en la gran necesidad,
ruega por nosotros.
Ángel del dolor y de la curación,
ruega por nosotros.
Patrono de los médicos, de los caminantes y de los viajeros,
ruega por nosotros.

Grandes Arcángeles Santos, rueguen por nosotros.
Ángeles del servicio ante el trono de Dios,
rueguen por nosotros.
Angeles del servicio para los hombres,
rueguen por nosotros.
Santos Angeles Custodios,
rueguen por nosotros.
Auxiliadores en nuestras necesidades,
rueguen por nosotros.
Luz en nuestra oscuridad,
rueguen por nosotros.
Apoyo en todo peligro,
rueguen por nosotros.
Exhortadores de nuestra conciencia,
rueguen por nosotros.
Intercesores ante el trono de Dios,
rueguen por nosotros.
Escudo de defensa contra el enemigo maligno,
rueguen por nosotros.
Constantes compañeros nuestros,
rueguen por nosotros.
Segurísimos conductores nuestros,
rueguen por nosotros.
Fidelísimos amigos nuestros,
rueguen por nosotros.
Sabios consejeros nuestros,
rueguen por nosotros.
Ejemplos de nuestra obediencia,
rueguen por nosotros.
Consoladores en el abandono,
rueguen por nosotros.
Espejo de humildad y de pureza,
rueguen por nosotros.
Angeles de nuestras familias,
rueguen por nosotros.
Ángeles de nuestros Sacerdotes y pastores,
rueguen por nosotros.
Angeles de nuestros niños,
rueguen por nosotros.
Ángeles de nuestra tierra y Patria,
rueguen por nosotros.
Ángeles de la Santa Iglesia,
rueguen por nosotros.
Todos los Santos Angeles,
rueguen por nosotros.
Asístannos en la vida,
rueguen por nosotros.
Asístannos en la muerte,
rueguen por nosotros.

San Juan Bautista, ruega por nosotros.
San José,
ruega por nosotros.
Todos los Santos Patriarcas y Profetas,
rueguen por nosotros.
San Pedro,
ruega por nosotros.
San Pablo,
ruega por nosotros.
San Andrés,
ruega por nosotros.
San Juan,
ruega por nosotros.
Santo Tomás,
ruega por nosotros.
Santiago,
ruega por nosotros.
San Felipe,
ruega por nosotros.
San Bartolomé,
ruega por nosotros.
San Mateo,
ruega por nosotros.
San Simón,
ruega por nosotros.
San Tadeo,
ruega por nosotros.
San Matías,
ruega por nosotros.
San Bernabé,
ruega por nosotros.
San Lucas,
ruega por nosotros.
San Marcos,
ruega por nosotros.
Todos los santos Apóstoles y Evangelistas, rueguen por nosotros.
Todos los santos Discípulos del Señor,
rueguen por nosotros.
Todos los santos Inocentes,
rueguen por nosotros.
San Esteban,
ruega por nosotros.
San Lorenzo,
ruega por nosotros.
San Vicente,
ruega por nosotros.
San Fabián y San Sebastián,
rueguen por nosotros.
San Juan y San Pablo,
rueguen por nosotros.
San Damián y San Cosme,
rueguen por nosotros.
San Gervasio,
ruega por nosotros.
Todos los santos Mártires,
rueguen por nosotros.
San Silvestre,
ruega por nosotros.
San Gregorio,
ruega por nosotros.
San Ambrosio,
ruega por nosotros.
San Agustín,
ruega por nosotros.
San Jerónimo,
ruega por nosotros.
San Martín,
ruega por nosotros.
San Nicolás,
ruega por nosotros.

Todos los santos Pontífices y Confesores, rueguen por nosotros.
Todos los santos Doctores, rueguen por nosotros.
San Antonio,
ruega por nosotros.
San Benito,
ruega por nosotros.
San Bernardo,
ruega por nosotros.
Santo Domingo,
ruega por nosotros.
San Francisco de Asís,
ruega por nosotros.
San Francisco Javier,
ruega por nosotros.
San Ignacio,
ruega por nosotros.
San Enrique,
ruega por nosotros.
Santo Toribio,
ruega por nosotros.
San José de Calasanz,
ruega por nosotros.
Todos los santos Sacerdotes y Levitas,
rueguen por nosotros.
Todos los santos Monjes y Ermitaños,
rueguen por nosotros.
Santa María Magdalena,
ruega por nosotros.
Santa Agueda,
ruega por nosotros.
Santa Lucía,
ruega por nosotros.
Santa Inés,
ruega por nosotros.
Santa Cecilia,
ruega por nosotros.
Santa Teresa de Jesús,
ruega por nosotros.
Santa Rita,
ruega por nosotros.
Santa Catalina,
ruega por nosotros.
Santa Anastasia,
ruega por nosotros.
Santa Rosa de Lima,
ruega por nosotros.
Santa Teresa de los Andes,
ruega por nosotros.
San Alberto Hurtado, ruega por nosotros.
Todas las santas Vírgenes, y Viudas,
rueguen por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios,
rueguen por nosotros.

Muéstrate propicio, perdónanos, Señor,
Muéstrate propicio, óyenos, Señor,
De todo mal, líbranos, Señor.
De todo pecado, líbranos, Señor.
De tu ira, líbranos, Señor.
De una muerte repentina e imprevista, líbranos, Señor.
De las asechanzas del demonio, líbranos, Señor.
De toda ira, odio y mala voluntad, líbranos Señor.
Del espíritu de fornicación, líbranos Señor.
Del rayo y de la tempestad, líbranos Señor.
De la muerte eterna, líbranos Señor.
Por el misterio de tu santa Encarnación, líbranos, Señor.
Por tu venida, líbranos, Señor.
Por tu Natividad, líbranos, Señor.
Por tu Bautismo y santo ayuno, líbranos, Señor.
Por tu Cruz y Pasión, líbranos, Señor.
Por tu Muerte y Sepultura, líbranos, Señor.
Por tu santa Resurrección, líbranos, Señor.
Por tu admirable Ascensión, líbranos, Señor.
Por la venida del Espíritu Santo Consolador, líbranos, Señor.

Que levantes nuestros corazones a desear las cosas celestiales, te rogamos, Señor.
Que te dignes recompensar con bienes eternos a todos nuestros bienhechores, te rogamos, Señor.
Que libres de la muerte eterna a nuestras almas y las de nuestros hermanos y parientes, te rogamos, Señor.
Que te dignes darnos y conservarnos los frutos de la tierra, te rogamos, Señor.
Que te dignes conceder el eterno descanso a todos los fieles difuntos, te rogamos, Señor.
Que te dignes oírnos, te rogamos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, óyenos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten misericordia de nosotros.
Y no nos dejes caer en la tentación. Líbranos, Señor, de todo mal. Amén

Oración de petición

Señor, Dios todopoderoso, misericordioso y omnipotente,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
expulsa de mí toda influencia de los espíritus malignos.

Padre, en el nombre de Cristo te pido que rompas toda cadena
que los demonios tengan sobre mí.

Derrama sobre mí la preciosísima sangre de tu Hijo.
Que su sangre inmaculada y redentora quebrante
toda atadura sobre mi cuerpo y mi mente.

Todo esto te lo pido por intercesión de la Santísima Virgen María.
San Miguel arcángel, intercede, ven en mi ayuda.

En el nombre de Jesús ordeno a todo demonio que pueda tener alguna influencia sobre mí,
que salga para siempre.
Por su flagelación, por su corona de espinas, por su cruz, por su sangre, por su resurrección, ordeno a todo espíritu maligno que salga.

Por el Dios verdadero,
por el Dios santo,
por el Dios que todo lo puede,
te ordeno demonio inmundo que salgas en el nombre de Jesús, mi Salvador y Señor.

o bien

Dios omnipotente, que a los abandonados los haces habitar en tu casa,
y concedes la felicidad a los cautivos,
mira nuestra (mi) aflicción y ven en nuestro (mi) auxilio,
vence al enemigo inicuo,
de modo que superada la presencia del adversario,
nuestra (mi) libertad alcance su descanso,
y restituidos a la tranquila devoción
podamos (pueda) confesar que eres admirable
y que concediste a tu pueblo la fuerza.
Por Cristo, nuestro Señor. Amén.

V. Sálvame, Cristo Salvador, por la fuerza de tu cruz. +
R. Tú que salvaste a Pedro en el mar, ten misericordia de mí.

V. Por la señal de la Santa Cruz +
R. de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro.

V. Por tu cruz + sálvanos, Cristo redentor,
R. que muriendo destruiste nuestra muerte y resucitando restauraste la vida.

V. Honramos tu Cruz +, Señor. Recordamos tu gloriosa Pasión.
R. Ten compasión de nosotros, tú que padeciste por nosotros.

V. Te adoramos, Cristo y te bendecimos,
R. porque con tu santa Cruz + redimiste al mundo.

Órdenes (sólo el sacerdote o quien él nombre)

  • En el Nombre de Jesús, espíritu de blasfemia te ordeno que salgas de ...

  • Ato todo poder que tengas espíritu inmundo, sobre ...

  • La sangre de Cristo rompe toda atadura, toda influencia, que tengas sobre...

Se pueden dar otras órdenes como las inspire el Espíritu Santo.

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu Reino. Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.

A tu amparo y protección, Madre de Dios, acudimos.
No desprecies nuestros ruegos y de todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita, defiende siempre a tus hijos.

Que la Santa Cruz sea mi luz.
No sea el demonio mi guía.
Retírate, Satanás.
No me aconsejes vanidades.
Son malas las cosas que das.
Bebe tú esos venenos.


Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas escóndeme.
No permitas que me aparte de ti.
Del maligno enemigo defiéndeme.
En la hora de mi muerte llámame,
y mándame ir a ti,
para que con tus santos te alabe
por los siglos de los siglos. Amén.

Señor Jesucristo, Hijo del Padre, manda ahora Tu Espíritu sobre la tierra. Haz que el Espíritu Santo habite en el corazón de todos los pueblos, para que sean preservados de la corrupción, de las calamidades y de la guerra. Que la Señora de todos los Pueblos, que un día era María, sea nuestra Abogada. Amén

¡Ave María purísima! ¡Sin pecado concebida!
San Miguel Arcángel,
ruega por nosotros.

5 comentarios:

Comunidad Calasancia de los Doce Apóstoles dijo...

Me ha llamado la atención esta novena. Veo que por su extensión ofrece varias posibilidades para orar y eso ayuda cuando no hay tanto tiempo como para hacerla completa. Me parece muy fuerte y debe ser sin duda muy eficaz.
Una cosa me extraña, que en dos años haya sido visitada sólo por 600 personas. ¿Habrá muchos que no saben cómo ingresar o que no saben que existe? Me parece bueno que los que la conocen la difundan, para pedir todos por la conversión de los hombres. Gracias

Anónimo dijo...

paz y bien
he añadido el blog de la comunidad calasancia al blog de las
Las Tres Avemarias en el area de paginas catolicas al final del mismo

Anónimo dijo...

Me ha alegrado el agregado de otra oración de petición en esta novena.

El párroco de la iglesia a donde concurro nos ha sugerido para rezar por intenciones de liberación de otras personas o de uno mismo, rezar con el rosario unas pequeñas jaculatorias: en la cuenta del padrenuestro decimos: Si Jesús lo hace libre XX lo será verdaderamente; y en cada una de las 10 cuentas siguientes: Jesús sálvalo, Jesús sánalo, Jesús libéralo, Jesús ten piedad de XX.
Lo comparto porque a veces en un momento de necesidad no sabemos que rezar.
Por supuesto, que la oración de San Benito, la de San Miguel Arcángel y el Ave María Purísima son de gran ayuda en esos momentos.
Pero estas pequeñas jaculatorias dirigidas a Jesús se dirigen al único Salvador y Liberador nuestro.

Anónimo dijo...

¡San Miguel Arcángel! defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio, reprímalo Dios, pedimos suplicantes.
Y tú, principe de la milicia celestial, arroja al infierno con el Divino Poder a satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas.
Amén.

DADA dijo...

Quiero compartir con quienes deseen tener una fuerte oración de liberación, que esta Novena es una oración que ayuda mucho, porque suscita una profundización en la Fe y hace sentir la Comunión de los Santos,unidos todos para no ceder ante las acechanzas del enemigo.
Dios nos bendiga y nos haga siempre , sentir Iglesia